El vino y la comida

EL VINO Y LA COMIDA.
He llegado a la conclusión de que para disfrutar del vino no hay que ser un experto. Obviamente yo no lo soy. Sin embargo creo que con poquito que aprendamos sobre él más lo disfrutaremos. ¿Qué debemos saber para mejorar nuestros conocimientos sobre el vino y saber apreciar mejor sus cualidades, su aroma, su sabor, y todas esas características que los expertos le atribuyen y de las que nosotros (al menos yo...) no entendemos ni la mitad?.
Al final creo que todo se reduce a una simple cuestión de utilizar los sentidos y reflexionar sobre lo que uno esta bebiendo. Intentar analizar qué sensaciones te transmite, tanto en el olfato como en la boca sin agobiarse por intentar "adivinar" si un vino sabe a lo uno o a lo otro, simplemente degustando un vino y analizando en qué parte de la lengua hace mas efecto (en la punta detectamos el sabor dulce, en los laterales la acidez y en la parte de atrás el amargor) podemos empezar a descifrar de qué tipo de vino se trata.

Si además se conocen un poco las características mas importantes de las variedades de uva con que está hecho (que las podemos mirar en la etiqueta de la botella), pues mucho mejor.
Siempre me he sentido algo violenta cuando llega el momento de "testeo" del vino en los restaurantes que cuentan con sumiller. Nunca sé qué es lo que se espera de mi (o del que prueba el vino). Lo único que se me ocurre de este ritual es que o el sumiller tiene que justificar su puesto o que alguien tiene que comunicarle si el vino está picado o no... En realidad estoy ironizando con ese momento que a mí me resulta muy incómodo. Si el cliente conoce el vino, aunque no se experto enólogo, seguro que sabe que el vino es perfecto y que responderá a sus expectativas.
Pero si queremos ir más allá y llegar a entender el significado del "ritual del sumiller", a la hora de catar un vino hay que seguir dos pasos: 
  • Primero, el color del vino (en el caso de los tintos) nos va indicar la edad del vino, si se trata de un vino con un color morado oscuro estaremos hablando de un vino muy joven, mientras que si el tono que apreciamos es algo más anaranjado y clarito, estaremos hablando de un vino que muestra cierta edad. (Yo siempre había pensado lo contrario..., glupppp...)
  • En segundo lugar debe de entrar en juego el olfato. Este proceso a su vez se divide en tres pasos, primer olfato, remover el vino dentro de la copa para liberar los aromas, y el segundo olfato, donde deberíamos sentir una diferencia. Aquí es donde la gente se siente más incómoda, porque les cuesta diferenciar el olor de antes y después. De cualquier forma, una vez que hemos llegado a este punto ya habremos convencido al sumiller de que el vino que nos ha servido es perfecto.  
Está claro que no hay que obsesionarse con intentar adivinar si se trata de aromas a frambuesa, pimienta, canela o si la uva es garnacha o de otra variedad. Debemos concentrarnos en las sensaciones que nos transmite. Intentar asociar el vino con algún recuerdo es siempre lo mas fácil, bueno y por supuesto habrá que catar muchos vinos diferentes. La práctica, supongo que como en casi todo, nos hará estar más cerca de la perfección.

A la hora de elegir el vino más adecuado para nuestras necesidades, hay ciertos elementos a considerar para determinar la calidad del vino: el color, la complejidad de aromas y sabores. Como mi criterio no es el de un experto he de reconocer que el precio del vino me sirve de indicador para poder saber si el vino es decente o no. Me gustaría poder llegar a la conclusión de que el mejor vino es aquel que te deja sin palabras, como dicen los expertos en enología, pero por el momento me quedo con el baremo del precio... Espero, eso sí, llegar algún día a alcanzar la perfección y saber con seguridad de qué estoy hablando y qué es lo que tengo en mis manos.

La pregunta que se hace todo buen anfitrión es: ¿qué vino debo escoger dependiendo de la comida?

El maridaje (la combinación o fusión) del vino con la comida es mucho más complejo que simplemente un tinto para la carne y un blanco para el pescado. Supongo que hasta aquí llega cualquiera que se moleste por cuidar unos mínimos detalles a la hora de servir la mesa y de atender a sus invitados. Estos son
 algunos consejos básicos de los "expertos" para los "no expertos" (como yo...): 
  • Costillar de Cordero: Tintos (cabernets sauvignon y franc o syrah), vinos con cuerpos completos, ligeramente taninos y perfumados. Por ejemplo, los burdeos de medoc o margaux.
  • Entrecot: Tintos con buena estructura alcohólica, frescos, ácidos, para equilibrar la grasa de la carne. Por ejemplo vinos de la Toscana o Saint Emilion.
  • Atún: De los pocos pescados, si no el único, que podemos acompañar con tintos, aunque mejor con una estructura suave y ligera, frescos en boca. Por ejemplo, un pinot noir de borgogna.
  • Salmón: Acompaña bien con un vino blanco, ácido, perfumado. Por ejemplo un sauvignon blanc de loire, un vino muy aromático.
  • Queso cheddar/parmesano: Un blanco graso, rico en alcohol y persistente a la vez. Por ejemplo un chateauneuf du pape, o un barolo italiano.
  • Chorizo, jamón serrano, lomo, salchichón (embutidos fuertes en general): Tinto, redondo, fresco, y tanino para contrarrestar la grasa.
  • Para acompañar comidas con salsa picante: Tintos redondos, dulzones, con cierta edad, para relajar el picor de la salsa.
  • Pastas / Salsa Carbonara: Blanco afrutado, buena estructura alcohólica.
  • Caviar: Aunque sea un tópico, parece que es verdad, el caviar va de maravilla con el champagne, que gracias a su frescura y persistencia equilibran la grasa y salinidad del caviar.
Iré ampliando la lista. Hasta alcanzar la perfección... ;)


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